viernes, 28 de agosto de 2009

La belleza de lo simple

Milpa Alta es una de las zonas más humildes de la Ciudad de México. Casas y más casas que parecen descender como cascada de piedra por entre los cerros. En realidad no hay mucho que ver por ahí, sólo calles estrechas, perros flacos y un mercado ganador de la medalla de oro en la Bienal de Arquitectura de México en el año 2004, el premio más importante de arquitectura en el país.

La idea en un principio era simple: los locatarios del mercado necesitaban un espacio de acuerdo con los tiempos que corren. Su viejo mercado se había vuelto obsoleto y estaba a punto de caerse. Con este propósito juntaron dinero y decidieron contratar un arquitecto para que realizara el proyecto.

Llegaron ideas vanguardistas o demasiado clásicas o de plano les contestaban “¿Yo? ¿diseñar un mercado? ¡están locos!” Desde luego que ninguna de esas ideas iba de acuerdo al pensamiento de ellos, la gente del mercado.

Entonces llegó Mauricio Rocha y se sentó en las escaleras del cerro que da exactamente de cara al mercado. Miró las carpas color naranja, los puestos metálicos, la gente yendo y viniendo. Se sentó a dibujar.

La arquitectura y las intervenciones artísticas de Mauricio Rocha obedecen a un pensamiento racional que integra el entorno y la sensibilidad espacial. Desde poder lograr una serie de sustracciones generadoras de espacio por ausencia, hasta las formas simples que proponen experiencias complejas. Y pensando de esa manera, mirando el entorno de Milpa Alta lleno de casas humildes con paredes de color gris y con carencia absoluta de diseño, dibujó un mercado que se ajustara a ese entorno, que no desentonara y que al mismo tiempo lo embelleciera y fuera funcional para las personas. Imaginó el mercado como una serie de cubos a diferentes alturas (simulando la manera en que los mercados sobre ruedas colocan sus carpas de manera irregular), dejando espacios por los cuales se pueda filtrar la luz, imitando también la disposición de las casas a su alrededor y dejando todo con los colores naturales de los materiales que utilizó en la construcción. La obra encanta a los dueños del mercado, quienes deciden financiarla.


Mercado de San Pablo Oztotepec, Milpa Alta, 2001 (Foto: Mauricio Rocha)

Sin ninguna esperanza verdadera, la pieza entra en concurso (¿Un mercado? ¿Ganar un premio de arquitectura? ¡Jamás!) y logra llevarse la medalla de oro. Las críticas no se dejaron esperar, pero ya era muy tarde. El sitio estaba construido, la gente lo estaba utilizando, su diseño se había mimetizado con su entorno y Manuel había demostrado una de sus tantas teorías respecto a la arquitectura: había demostrado la belleza de lo simple, la belleza de las formas naturales y del minimalismo arquitectónico. Creo que tenemos mucho que aprender con esto.

1 comentario:

Pachita Rex dijo...

sin duda ese lugar es la netam, sin embargo, yo no coincido contigo en eso que decís de que es un lugar así como X, porque es un sitio súper interesante que registra magnificamente en fotografías por ejemplo, es súper famoso por el cultivo del nopal y la feria de éste.

En fin, el mercadito rulea, las fotos de allí son chidas.


besos!