miércoles, 29 de septiembre de 2010

Sobre romper las reglas

Esta es una traducción que hice de un pequeño capitulo del libro “70 solutions to common writing mistakes” de Bob Mayer. El libro es una recomendación de la revista norteamericana Writer´s Digest.

Capitulo 6

"Es un error no romper las reglas de la literatura. ¿Por qué es un error? Primero, debemos entender que romper las reglas es un error, pero también es un acierto. No puedes ser la excepción a la regla hasta que conozcas la regla y tengas razones de peso para romperla. Antes que nada debes saber ¿por qué quieres romperla? Pues porque si eres como cualquier otro escritor nunca destacarás. Si estás tratando que te publiquen, en cualquier formato (ya sea electrónico, fanzine, revista, libro, periódico, etc), tarde o temprano recibirás la clásica carta de rechazo diciéndote: “Queremos algo como X, pero que no sea X”.

Trata hacer algo nuevo desde las técnicas y estrategias ya probadas. Aprende de los maestros. Lee libros. Imprímele algo único, algo tuyo, a eso que aprendes. Pon tu sello particular en las técnicas que antes han funcionado.

¿La solución? Hay tres pasos para romper una regla. La primera es aprender las reglas. Si rompes una regla nomás porque la desconoces, eso es, por ponerlo en palabras bonitas, muy poco inteligente. Significa que no te has tomado la molestia de hacer tu tarea y aprender el oficio.

El segundo paso es tener una muy buena razón para romper la regla. No rompas la regla simplemente porque no tienes nada mejor que hacer. Mira las reglas, apréndelas, estúdialas. Luego piensa en por qué quieres hacer las cosas de una manera distinta.

Tercera, y muy importante, regla; acepta las consecuencias de romper las reglas. Si funcionó hacerlo, felicidades. Pero la mayoría de las veces no funcionará. Entonces tendrás que recoger todas las piezas de tu trabajo y comenzar de nuevo.

Comprende que tendrás que, eventualmente, romper las reglas si es que quieres destacar entre la multitud y ser exitoso en el mundo de las letras. Debes ser único. Si examinas estos tres pasos, hay un muy marcado arco que conformará tu carrera: 1. Aprender las reglas, que es aprender el oficio. 2. Tener una razón para romper las reglas, que es igual a tomar una decisión como artista sobre el rumbo que vas a seguir. 3. Aceptar la responsabilidad de hacerlo (de romper las reglas), que es hacer una decisión sobre esta carrera".

jueves, 2 de septiembre de 2010

Percepción de profundidad: Conflicto VS contraste

"El conflicto es lo que lleva y dirige una historia. El hombre contra el hombre, el hombre contra la naturaleza o el hombre contra sí mismo. Sin embargo, el conflicto suele confundirse fácilmente con el combate, especialmente en el mundo de la televisión. Conozco a alguien que participó en un reality show hace algunos años. Constantemente, el director lo llamaba fuera de cámaras y le decía que “subiera un poco la temperatura”, que “creara algún conflicto”. La diferencia de personalidades de los participantes y el extraño ambiente en que los habían colocado no eran suficientes para la televisión. Era necesario un poco de fricción, choques de cabezas, intercambio de palabras duras. Pedían conflictos, cuando lo que en realidad estaban pidiendo eran combates.

Me gusta pensar los conflictos como contraste de los combates. El conflicto del hombre contra el hombre es interesante sólo si hay el suficiente contraste entre estos dos hombres. Si son virtualmente idénticos, el combate literal es la única manera de que suceda algo entre ellos (tal vez). Por otro lado, entre mayor sea el contraste entre estos dos hombres, más convincente será el conflicto, independientemente de la forma que este tome.

¿Qué tienen que ver el conflicto/contraste con escribir una descripción narrativa? La noción de contraste juega un papel importante en cada nivel de una historia, comenzando con el conflicto central de la trama. Personajes, escenarios, guión, descripciones, todos los elementos de ficción se vuelven mucho más profundos si trabajan en contraste los unos contra los otros. Usemos nuestra visión como una analogía. Vemos en tres dimensiones porque nuestros ojos tienen una separación entre ellos. La diferencia entre la imagen que obtiene nuestro ojo izquierdo contra la imagen que obtiene nuestro ojo derecho –el contraste- es lo que crea nuestra percepción de profundidad. Estoy utilizando un ejemplo literal de profundidad respecto a la escritura porque la metáfora funciona. La profundidad es el resultado de la intersección de elementos contrastantes. No necesariamente opuestos, sólo diferentes... lo suficientemente diferentes".


Traducción de un fragmento del ensayo "The Devil In The Details" escrito por Craig Clevenger.

viernes, 7 de mayo de 2010

Dar un indicio sin revelar la trama

Una de las cosas que más dificultad me causa respecto a escribir un texto es ponerle un título. Escribo algo hasta arriba de la primera página, lo leo y lo borro pensando en lo mal que suena. Escribo otra cosa, me parece terrible y la vuelvo a borrar. Al final dejo algo -porque sé que algo debo dejar como título- pero nunca me satisface en su totalidad, siempre me queda esa sensación en el pecho de que otro conjunto de palabras debía ir en ese lugar. ¿Pero cuáles palabras? ¿Qué poner, entonces?

Hace poco, mientras investigaba un poco más acerca del proceso creativo que seguía Alfred Hitchcock antes de realizar sus películas, me encontré con la siguiente cita al respecto de poner títulos:

“Los títulos de las películas, como las mujeres, deben ser fáciles de recordar sin que sean familiares, intrigantes pero nunca obvios, cálidos pero refrescantes, sugiriendo acción, no impasividad, y finalmente dar un indicio sin revelar la trama. Aunque no soy una autoridad en mujeres, me temo que el título perfecto, como la mujer perfecta, es difícil de hallar… Una mujer misterio es una que posee también una cierta madurez y cuyas acciones hablan más que las palabras. Cualquier mujer puede ser una de ellas, si tiene en cuenta esos dos puntos. Debe saber crecerse… y callarse”.

Tal vez no sea la receta definitiva. Tal vez ni siquiera sea una receta clara y sencilla de seguir, pero al menos me ha dado un nuevo parámetro para juzgar mi siguiente título (una vez que lo tenga, claro).

lunes, 28 de septiembre de 2009

Sobre ser interesantes.

Por Damon Knight

Una historia, decimos, tiene que ser interesante: ¿Pero interesante para quién? La Serie de TV The Honeymooners era interesante para millones de espectadores, pero no para un amigo mío quien me dijo que él tenía suficiente de disputas maritales en casa y que no necesitaba verlas en la televisión. La película Alien era interesante, pero no para un amigo mío, un veterano de Vietnam quien ya había visto toda la sangre que hubiera querido ver.

Algunos escritores novatos asumen que ciertos personajes son interesantes ex officio: los capitanes de barco son interesantes, los espías internacionales son interesantes, las estrellas de cine son interesantes, las amas de casa no son interesantes. El resultado es que estos escritores no ponen nada dentro de sus personajes que los pueda hacer interesantes porque presumen que ya son interesantes en primer lugar. Pero si pones algo interesante dentro de ellos hasta un cajero de mini super puede ser interesante, y si no lo haces aún un embajador te aburrirá.

La mejor forma de asegurar que tu historia le resulte interesante a alguien es que tú mismo estés interesado en ella. Seguramente en algún momento tuviste un maestro que sabía un montón de cosas sorprendentes sobre su propia materia y ese entusiasmo que sentía lograba que tú mismo estuvieras entusiasmado. Ninguno de mis maestros era así, pero creo que existen, y sé a través de leer a John McPhee que un escritor que está apasionadamente interesado e informado puede hacer que cualquier tema resulte apasionante para mí. Otro ejemplo, lean la novela Birdy de William Wharton. Enormes partes de la novela son sobre los canarios. Leí esas partes completamente absorto, y estoy muy agradecido con Wharton por hacerme ver el universo de complejidad y orden en algo que yo pensaba que era simple y aburrido.

Pero date cuenta que no es suficiente estar interesado o informado; debes tener ambas. Si tú estás interesado en tu tema pero sabes muy poco sobre él, no podrás satisfacer la curiosidad que has levantado. Si tú sabes mucho sobre ese tema pero estás poco apasionado e interesado (como algunos científicos y maestros), pondrás a la gente a dormir.

Casi cualquier tema nos resulta poco interesante en una primera instancia porque nos parece algo que no tiene sentido. Sólo un montón de cosas poco organizadas o datos que no diferenciamos. Sólo cuando hemos aprendido lo suficiente para ver los patrones en eso es cuando comienzas a ver lo fascinante que resulta. Entre más grandes los patrones, entre más incluyan, es más fácil que encaje con los datos que hay dentro de él.

No creas que no tiene sentido estudiar algo que parece no tener una relación directa con lo que estas escribiendo; ningún involucramiento apasionado se desperdicia jamás.

Recientemente tuve un montón de libros sobre el tema de los comienzos de la Iglesia Cristiana a un lado de mi silla, y un amigo mio me preguntó si los estaba leyendo porque estaba interesado o sólo era algo que pensaba utilizar en mis textos. Yo le dije que los leía por ambas razones, y esa es la manera en que pienso que debe ser. Una de las grandes recompensas en la vida de un escritor es que te deja leer todos los libros que quieras sin sentirte nunca culpable.


Esta es una traducción que he hecho sobre un fragmento del libro “Creating Short Fiction, the classic guide to writing short fiction” de Damon Knight.

viernes, 4 de septiembre de 2009

La belleza.

En una conferencia que Yasunari Kawabata dictó en Hawaii en 1969, titulada "La existencia y el descubrimiento de la belleza", él cuenta cómo, sentado en un lujoso hotel, tiene una mañana la visión de mesas dispuestas en una terraza, con cientos de vasos colocados boca abajo brillando como diamantes bajo el sol tropical. Algo que nunca antes había visto y que lo deleita. Sentencia entonces que la literatura no hace sino registrar tales encuentros con la belleza.

Estoy totalmente de acuerdo.


Yasunari Kawabata ganó el Premio Nobel de Literatura en 1968.