jueves, 23 de diciembre de 2010

Lo efímero en la literatura


efímero, ra
1. adj. Pasajero, que dura poco:

La literatura, como la vida, en gran parte trata sobre momentos efímeros. Todo es efímero. La literatura lo único que hace es perpetuar aquello que sólo dura un instante, aquello que de tan rápido apenas tenemos tiempo de percibirlo. Cuando alguien lo escribe, cuando alguien lo lee, lo único que hacemos es observar detenidamente esos momentos fugaces… y disfrutarlos.

Lo siguiente son fragmentos que he tomado de algunos libros. Pongan atención en esos detalles que muchas veces nosotros, en nuestro día a día, no solemos captar. Vean como, al mirarlos de nuevo en las palabras, podemos leerlos una y otra vez y percibirlos como lo que en verdad son; momentos de efímera belleza. (Los párrafos dentro de paréntesis debajo de los textos en inglés son mi propia traducción)

“The candleflame and the image of the candleflame caught in the pierglass twisted and righted when he entered the hall and again when he shut the door. He took off his hat and came slowly forward. The floorboards creaked under his boots”.
--All the pretty horses, de Cormac McCarthy

(La llama de la vela y la imagen de la llama de la vela capturada en el pierglass se retorció y enderezó cuando entró en la sala y otra vez cuando él cerró la puerta. Se quitó el sombrero y caminó lentamente hacia adelante. Las tablas del suelo crujieron bajo sus botas).


“What shall i write?” said Yegor, and he dipped his pen in the ink.
-- At Christmas Time, de Anton Chekhov

("¿Qué voy a escribir?", dijo Yegor, y mojó la pluma en la tinta.)

Pero a intervalos regulares, una ola súbita, siempre la misma, nacida a algunos metros de la orilla, se infla bruscamente y rompe enseguida, siempre sobre la misma línea. No se tiene la impresión de que el agua avance, y después se retire; es, al contrario, como si cada movimiento se ejecutara en su lugar. La hinchazón del agua produce primero una ligera depresión, del lado de la playa, y la ola retrocede un poco, con un rumor de roce de arenisca; después estalla y se expande, lechosa, sobre el declive, para volver a ganar el terreno perdido. Apenas si una subida fuerte, aquí y allá, moja por un instante algunos decímetros suplementarios.
-- La playa, de Alain Robbe-Grillet


Ahí esta aquél hombre Tom Guthrie junto a la ventana en la cocina de su casa en Holt fumando y mirando a la extención de terreno por la que empezaba a asomar el sol. Cuando el sol alcanzó la parte alta del molino, observó cómo las capas de acero y la veleta que había en lo alto de la estructura de madera se teñían de un rojo cada vez más intenso. Después apagó el cigarrillo y subió al piso de arriba y pasó frente a la puerta cerrada tras la cual yacía ella, dormida o no, a oscuras en el cuarto de invitados, y siguió por el pasillo hasta la habitación acristalada que había encima de la cocina en la que estaban los niños.  
--Plainsong, de Kent Haruf

Sé que pueden pensar en muchos párrafos similares. Sólo basta tomar alguna novela, la que más nos guste o la que no nos guste tanto pero que siempre ha estado encima del librero en que colocamos la televisión, y podremos encontrar muchos ejemplos similares. Los momentos efímeros son también una gran fuente de inspiración.


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